


La Renga presentó en Mar del Plata su nuevo disco, Truenotierra, luego de una tormenta de truenos que dejó sin luz a toda la ciudad. Rocanroles al palo y pasados por agua.
Acababa de terminar “Detonador de sueños” y pronto iniciaría “Cuadrado obviado” cuando Chizzo gritó “¡El único público de rock que se la banca es este!”. Más gritos, aplausos y ahí nomás arrancaron los duros acordes del último tema de Truenotierra. El nuevo disco fue la excusa para que La Renga ofreciera ayer en el Estadio Mundialista de Mar del Plata su primer show en más de un año, que recordó en el folklore de esta Feliz devenida en Ciudad Chabón a los días de 1999, cuando Los Redondos despedían el siglo de esta misma manera, aunque con más violencia. Por el contrario, en el show de La Renga “aguante” fue la palabra clave: aguantaron los 30 mil que se mojaron esperando que saliera la banda durante dos horas, con una de las tormentas más fuertes que haya azotado la ciudad en los últimos tiempos, y que se taparon usando de techo la enorme lona que cubría el césped (sí: hoy el Estadio Mundialista de Mar del Plata es un chiquero de cerdos gigante… sin cerdos); aguantaron los técnicos, que tuvieron que rearmar la puesta y dejarla en condiciones, aunque casi sin escenografía (sin pantallas ni laterales, apenas si quedaba colgada un águila guerrera sobre las cabezas de los músicos); y aguantaron los propios Chizzo-Tete-Tanque, en una cabalgata rockera contra las consecuencias del clima (”perdón por el sonido… el agua estropeó los equipos y a veces te dan ganas de patear todo”, llegó a decir Chizzo). Aguante el aguante pasado por agua.
Fue una casualidad, quizás no tan extraña, que la presentación de Truenotierra se haya visto demorada luego del concierto de truenos y relámpagos que dejó sin luz a toda la ciudad y haya obligado a La Renga a recurrir al generador propio del Mundialista y a otro alquilado. ¿Qué posibilidades se barajaban en la incertidumbre de un cielo gris encapotado? Pasar el recital para otro día se contraponía con los cantos (¿advertencia?) de “Vinimo’ a ver a La Renga/ ¿Y la Renga dónde está?” y hacerlo el sábado, cueste lo que cueste, quedaba como único camino viable. Por eso, recién a las 22 (dos horas más tarde de lo pactado) “Oscuro Diamante” y “A tu lado” iniciaron un show austero y esforzado, una batalla de barro y rock en la que no hubo bengalas, aunque sí tres-tiros sobre el final. “La boca del lobo” (un hard blues ’n’ roll), “El monstruo que crece” (que abre el nuevo disco), “Mujer de caleidoscopio” (un rock oscuro y grave), “Entre la niebla” (que subió a cantar su autor, Manuel Varela), “Montaña roja” y “Ruta 40″ fueron los otros temas de “Truenotierra” que sonaron. ¿Y los instrumentales del nuevo disco? Apenas si hubo pasajes similares en “Palabras absorbentes”, pero los del CD 2 quedaron afuera de esta presentación.
“El rey de la triste felicidad”, “El terco”, “La razón que te demora”, “La balada del diablo y la muerte”, “En el baldío”, “Lo frágil de la locura” y “El final es en donde partí” también hicieron a la lista de temas. Para los bises, La Renga se guardó “Cuando vendrán”, “El revelde”, “Viva Pappo” (que sirvió para que Chzizo mostrara al público la la guitarra vengadora del Carpo, que custodió a La Renga desde el fondo del escenario durante todo el recital) y “Hablando de la libertad”, cerraron un show de dos horas y media. A la salida, las crónicas de Mar del Plata Ciudad Chabón contaban de miles de rengueros embarrados que se lavaban en los charcos, de chicas que volvían de la hipotermia en las ambulancias y de choferes que, esperando al volante en una larga hilera de micros, gritaban “¡Sale directo al cruce de Varela, vamos chicos que hay lugar!”.
Fue una casualidad, quizás no tan extraña, que la presentación de Truenotierra se haya visto demorada luego del concierto de truenos y relámpagos que dejó sin luz a toda la ciudad y haya obligado a La Renga a recurrir al generador propio del Mundialista y a otro alquilado. ¿Qué posibilidades se barajaban en la incertidumbre de un cielo gris encapotado? Pasar el recital para otro día se contraponía con los cantos (¿advertencia?) de “Vinimo’ a ver a La Renga/ ¿Y la Renga dónde está?” y hacerlo el sábado, cueste lo que cueste, quedaba como único camino viable. Por eso, recién a las 22 (dos horas más tarde de lo pactado) “Oscuro Diamante” y “A tu lado” iniciaron un show austero y esforzado, una batalla de barro y rock en la que no hubo bengalas, aunque sí tres-tiros sobre el final. “La boca del lobo” (un hard blues ’n’ roll), “El monstruo que crece” (que abre el nuevo disco), “Mujer de caleidoscopio” (un rock oscuro y grave), “Entre la niebla” (que subió a cantar su autor, Manuel Varela), “Montaña roja” y “Ruta 40″ fueron los otros temas de “Truenotierra” que sonaron. ¿Y los instrumentales del nuevo disco? Apenas si hubo pasajes similares en “Palabras absorbentes”, pero los del CD 2 quedaron afuera de esta presentación.
“El rey de la triste felicidad”, “El terco”, “La razón que te demora”, “La balada del diablo y la muerte”, “En el baldío”, “Lo frágil de la locura” y “El final es en donde partí” también hicieron a la lista de temas. Para los bises, La Renga se guardó “Cuando vendrán”, “El revelde”, “Viva Pappo” (que sirvió para que Chzizo mostrara al público la la guitarra vengadora del Carpo, que custodió a La Renga desde el fondo del escenario durante todo el recital) y “Hablando de la libertad”, cerraron un show de dos horas y media. A la salida, las crónicas de Mar del Plata Ciudad Chabón contaban de miles de rengueros embarrados que se lavaban en los charcos, de chicas que volvían de la hipotermia en las ambulancias y de choferes que, esperando al volante en una larga hilera de micros, gritaban “¡Sale directo al cruce de Varela, vamos chicos que hay lugar!”.
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